La cera o cerumen la producen nuestros oídos de manera totalmente natural . Funciona como barrera para que no entren las bacterias en nuestro conducto auditivo y proteger así la piel del conducto del agua, infecciones o cuerpos extraños. Nuestro cuerpo lo elimina de forma natural desplazándose por el conducto hacia el exterior.
Cuando producimos un exceso de cerumen y nuestro conducto no es capaz de eliminarlo se forma el tapón de cera. Influye en esto factores como la presencia de abundantes pelos en el canal auditivo , el mal uso de bastoncillos que empujan el cerumen hacia el tímpano acumulándolo o tener un conducto auditivo muy estrecho. También el uso de prótesis auditivas o de tapones de dormir puede acelerar este proceso.
Para evitar complicaciones se recomienda realizar revisiones periódicas de los oídos y saber identificar los síntomas de un taponamiento del conducto. Los más característicos son:
OIR EN EXCESO NUESTRA VOZ: como si estuviéramos en una burbuja o escuchar en exceso nuestra respiración dentro del oído. Hay casos en que esto puede ir acompañado de pitidos o zumbidos sin necesidad de que exista un sonido real.
PÉRDIDA DE AUDICIÓN: suele ser el síntoma principal de que tenemos tapones en los oídos. De repente notaremos que nuestra audición ha bajado para volver a recuperarla una vez limpiemos el conducto.
DOLOR DE OÍDOS: la acumulación del cerumen es la que provoca este dolor que suele ser leve. El método más común para eliminar estos molestos tapones es el lavado por irrigación mediante una jeringa con abundante agua. Es importante no utilizar este sistema si has sido intervenido o tienes una perforación timpánica. En estos casos se utiliza un instrumento para aspirar la cera o una pinzas para extraerlo de forma manual.
Para evitar cualquier complicación siempre recomendamos realizar revisiones periódicas de tus oídos para poder detectar con antelación cualquier cúmulo de cera.